Que divertidos solían ser esos parques donde pasé mi infancia, allí apareció -para mi- el cuerpo, porque entre tanta miquiadera pude explorar las otras posturas que tenía, como cuando escalaba, me deslizaba, colgaba, columpiaba y más. Recuerdo que cada vez que hacía algo le añadía dificultad y así comprobaba mis límites. Pausé por un tiempo mi juego, pero en mi adolescencia volví a ir más allá.
El espacio es el lugar donde aparece el cuerpo de este proyecto, un cuerpo atrapado por la diversión, enredado como en el twister y con la cabeza hecha un ocho de tanto pensar, porque el proceso acá abre una pestaña para procesos instalativos que por lo tanto involucran lo arquitectónico y el mundo.
Intrincados, de las situaciones corporales
Fabio Esteban 2019
Tomo la estiba porque me es familiar, la encuentro en mi cotidiano y como con los cubos de Lego, armo escenarios para el visitante, donde la intención es aprovechar lo que ya está dado, interviniendo poco, economizando materiales y centrándome en la disposición de este juego modular.
Fabio Esteban 2020
He encontrado semejanza en la forma de trabajar con los Peripatéticos, discípulos de Aristóteles quienes lo acompañaban en sus paseos por los jardines del templo de Apolo, para quienes la acción de caminar estimula el pensamiento.
Propicio una situación donde el cuerpo aparezca de nuevas formas, sólo o en compañía, para compartir con el objeto o que este irrumpa su caminata, por eso se ubica en los espacios descuidados, donde solo se transita, pero poco se habita.
Gracias pandemia
Gracias pandemia
Intrincados es fruto de las observaciones que hago al contexto, detona de las dinámicas campesinas y el uso que les dan estas comunidades a sus materiales más cercanos. En mis caminatas hay situaciones que me son atrayentes, por una u otra razón en particular, esta aprovecha la naturalidad del material, lo modelaba y se moldeaba al espacio a su favor, un gesto para solucionar la necesidad de un pueblo, donde no sobraba ni hacía falta nada. Encontrarme con lo anterior mencionado no fue del todo extraño para mí, pero fue clave dar un paso por la gran ciudad para devolverle la atención a mi Patojo, por poco olvidado.
Agradecer a la pandemia porque en mi trabajo me puso en otras dinámicas, dando vuelta a la hoja y pensándome en otro lugar.
